A veces los sueños comienzan a cumplirse.
Ya hace un tiempo que decidí dejar una vida segura, o por lo menos todo lo segura que puede ser trabajar por cuenta ajena, y embarcarme en un camino lleno de pruebas, que no problemas, incertidumbres, que no dudas y muchos sueños por conseguir.
En este proceso continuo y a veces duro te encuentras con gente maravillosa que recompensa todas esas horas de más delante de la mesa de trabajo y las asistencias a eventos sociales para un tipo algo misántropo y en realidad tímido (aunque algunos se descojonen al leer esto) que soy.
Gente como Profe Alba que decidió prestar su tiempo, cariño e ilusión en poner voz y cuerpo al cuento de Leia ,y a Yolanda que apostó por nuestra historia no solamente comprando libros para una de las mejores librerías de Lugo Librería Soños de Papel, si no además dedicando el tiempo y espacio para que «Profe Alba» hiciera un cuentacuentos de «Leia y la montaña del Dragón».
Y es que son cosas como estas las que te hinchan el pecho como un globo a punto de explotar, porque que tu madre, una santa todo sea dicho de paso, te diga lo bien que haces las pinturajas está bien, pero cuando gente que no te conoce dedica su tiempo e ilusión o te busca por las redes sin conocerte porque le gusta lo que haces y quiere saber más de tu trabajo… eso no tiene precio.
Este verano llegaron a mis ojos y oídos un par de maravillosos momentos. Uno fue ver por la calle, sentados en las escaleras delante de un comercio, a una abuela con su nieto. Ambos tenían en sus manos el cuento y mientras ella leía la historia, el nieto, mientras relamía con gusto un helado, escuchaba sin separar la mirada de los dibujos el relato de boca de su abuela. Tuve un enorme deseo de acercarme para contarles que yo había fabricado en parte ese momento y ofrecerme a hacerles un dibujito, pues siempre llevo encima algún rotulador, pero no quise romper esa estampa y seguí adelante con un maravilloso sabor de boca.
Pocos días después me enteré de que en lo alto de la montaña donde transcurre la historia de Leia, el guardián de la torre cuando no está el Dragón y que además se dedica a vigilar el monte en el caso de que se produzca algún incendio, ha recibido a lo largo del verano la visita de varias familias que hacían el recorrido hasta la cima buscando gnomos, cabras y duendes. Y cuando finalizaban el recorrido y veían la torre de piedra preguntaban si en esos momentos se encontraba el dragón o si le había visto por los alrededores.
Y es que amiguitos, a veces los sueños empiezan a cumplirse.
Muchas gracias